El K2 es su montaña del destino. La alpinista extrema Gerlinde Kaltenbrunner necesitó siete intentos antes de alcanzar por fin la cumbre el 23 de agosto de 2011.
Justo un año antes, la alpinista de 47 años, anclada en la ladera de hielo, tuvo que ver cómo Fredrik Ericsson, un buen amigo de Suecia, se precipitaba 1.000 metros a las profundidades. El K2 fue el último de un total de 14 ochomiles en la Tierra, todos los cuales escaló el austriaco. En ISPO Múnich 2018, habla de sus experiencias en una entrevista con ISPO.com.
ISPO.com: Señora Kaltenbrunner, usted ya no escala ochomiles. ¿Por qué?
Gerlinde Kaltenbrunner: Solo hay 14 ochomiles y ya los he escalado todos. Se acabó el tema para mí. No quiero repetirlos. Estoy mucho más contento de haber vuelto sano cada vez. También hay hermosos picos de cinco, seis y siete mil metros que me gustaría llevarme conmigo.
Pensando espontáneamente: ¿Qué le viene inmediatamente a la mente de sus ascensiones?
Me han quedado muchas cosas en la memoria. También muchas cosas tristes. Escaladores que subieron conmigo y nunca volvieron. Pero también muchos momentos maravillosos.
Una experiencia especial, por favor.
Después de tantos intentos, por fin poder estar en la cima del K2 y volver a bajar con buena salud. Fue con diferencia mi expedición más hermosa, pero también la más difícil. Llegué a la cumbre con la luz más hermosa del atardecer. El momento permanece para toda la vida, como si hubiera sido ayer. Sólo había silencio, un gran sentimiento de gratitud.
En la ISPO de Múnich ha hablado de ochomiles "fáciles". Un consejo de su parte: ¿Qué tienen que llevar los alpinistas para ello?
Ante todo, tiene que haber un verdadero entusiasmo por este objetivo. Tiene que salir de dentro. Es importante una planificación detallada, y hay que estar mentalmente preparado, incluso para lo imprevisible. Luego es importante reflexionar sobre uno mismo una y otra vez en la montaña. Cuestionarse durante una expedición si sigue estando dentro de lo que uno se ha propuesto es un riesgo.
¿Se trata de humildad?
La calma, la compostura, la humildad... todo eso surge automáticamente cuando llevas años en la montaña. Abordar una empresa con respeto. Ser consciente una y otra vez de que sólo la naturaleza establece las condiciones marco. Un alpinista debe confiar en su intuición, sentir siempre lo que siente en la montaña. Hacerse uno con la naturaleza, no querer forzar nada y, si es necesario, regresar a tiempo. De nada sirve que un alpinista llegue a la cumbre pero no sobreviva al descenso.
Y el equipamiento es crucial. Botas de montaña, mochilas, ropa funcional: en la ISPO de Múnich se reúne todo bajo un mismo techo. ¿Qué importancia tiene para usted esta feria?
Es muy importante. En sólo tres días tienes la oportunidad de informarte de todo. Qué hay de nuevo. Qué se ha revisado. Cómo ha evolucionado cada expositor, qué innovación ha sacado. Y los distribuidores tienen la oportunidad de informarse mutuamente en sólo unos días.
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