La escena de la escalada se volvió loca de emoción cuando Sean Villanueva O'Driscoll consiguió escalar en secreto la Travesía del Fitz Roy en solitario en febrero de 2021. Nadie se lo esperaba. La Travesía del Fitz Roy, de unos 5.000 metros de longitud y 4.000 metros de altitud, es conocida como la "madre de todas las travesías". Su llamativa línea de siete picos -incluido el Fitz Roy, de 3406 metros de altura- es la marca registrada del sur de la Patagonia y lleva décadas atrayendo a escaladores de todas las naciones. Y nadie conocía el plan de Sean. "Tenía que estar seguro de que tenía una verdadera motivación intrínseca para este gran proyecto", explica el escalador de 40 años en el Patagonia Live Chat. "Por eso sólo se lo conté a dos amigos".
En una conversación con Patagonia y su colega de montaña Tommy Caldwell, Sean reveló cómo se había quedado atrapado en la Patagonia debido a la pandemia. Sus compañeros de escalada aún habían conseguido salir del país. Pero el aburrimiento, no para Sean. Se le ocurrió la idea de hacer la travesía en solitario.
Cuando entró en la cordillera por el sureste el 5 de febrero de 2021, las condiciones no podían ser mejores. "Era perfecto, seco, cálido y prácticamente sin viento, lo que es bastante inusual en la Patagonia", dice Sean. Hay que saberlo: El tiempo en la Patagonia es impredecible y puede cambiar a la velocidad del rayo. Pero no fue el tiempo lo que puso a Sean de rodillas.
El primer día de su mastodóntica empresa empezó con una catástrofe: la caída de rocas golpeó su cuerda y dañó su abrigo. Pero en lugar de rendirse, el alpinista extremo hizo una reparación improvisada con cinta adhesiva y siguió escalando. Al segundo día, se rompió un lazo del arnés y perdió varios Camelots. También se lesionó el pulgar. La cuerda aguantó milagrosamente los seis días: sólo cuando Sean quiso descender en rápel por última vez, otra parte de la funda se soltó, dejando al descubierto varios metros del alma de la cuerda. Pero llegó hasta el fondo.
¿Cómo pudo continuar, teniendo en cuenta los riesgos que corría? "Tenía una mentalidad especial", explica en una entrevista con Patagonia. "Cuando algo iba mal, lo veía como parte del reto, no como un contratiempo u obstáculo". De este modo, siempre pudo disfrutar del esfuerzo.
El belga es conocido por su carácter alegre. Se lleva la flauta a todas las expediciones y le encanta hacer música. Cuando celebra su 40 cumpleaños durante la gira, simplemente canta una canción para sí mismo y se deleita con los "siete pasteles de cumpleaños" que hay a su alrededor con sus cimas nevadas. "Cantar me conecta con mi entorno y con el presente", dice.
Los espectadores le preguntan en el chat en directo por qué quería hacer la travesía desde esta dirección. Sean responde con seguridad: "Porque nadie lo ha hecho antes, porque sí".
Tommy Caldwell sólo puede maravillarse ante tanto riesgo y coraje. "Mucha gente ha intentado la travesía y ha fracasado porque la cuerda no aguantaba. Lo he oído muchas veces. Pero no creo que a la mayoría se le hubiera ocurrido fijarla con cinta".
Las dos estrellas estadounidenses de la escalada Tommy Caldwell y Alex Honnold escalaron por primera vez el macizo del Fitz Roy en 2014, pero empezaron por el lado opuesto. A diferencia de Sean, los dos no tuvieron tanta suerte con el tiempo. Las grietas de las paredes estaban llenas de hielo, la cuerda congelada, las cascadas corrían por las paredes y les empaparon la ropa hasta los calzoncillos. "La travesía fue una prueba de resistencia, incluso en términos de dolor", dice Tommy. Sabía dónde se metía. Había escalado y escalado en hielo en la Patagonia muchas veces antes.
No puede decirse lo mismo de su compañero Alex Honnold. Alex era conocido sobre todo por sus espectaculares ascensiones libres en solitario en el Parque Nacional de Yosemite (EE UU). Se caracteriza por una fuerza mental especial; no hay otra forma de escalar una gran pared como El Capitán en solitario y sin cuerda.
Aunque ya había escalado varias veces con Tommy, nunca lo había hecho en la Patagonia ni sobre hielo. "Nunca había escalado con crampones ni herramientas para hielo", dice Tommy. Por eso no se dieron cuenta hasta después de empezar la travesía de que Alex llevaba los crampones equivocados. No encajaban con su calzado ni con el terreno. Afortunadamente, se encontraron con otro equipo de cordada que se estaba retirando y le dieron a Alex un par de crampones.
Tommy viajaba entonces a la Patagonia con su familia. Su mujer Becca y su hijo pequeño Fitz le ayudaron a prepararse mentalmente para el viaje. "El momento más duro fue sin duda partir y dejarlos", dice Tommy. Por qué se arriesgó de todos modos: "Vivir la montaña es una experiencia muy intensa, aunque sea muy dura y te duela todo. En realidad no querrías soportar todo eso en la vida normal. Aprendes que si puedes superar las dificultades en la montaña, puedes hacer lo mismo en la vida normal. Te ayuda a apreciar mejor las comodidades de la vida cotidiana y a entender mejor la alegría". Alguien que puede identificarse con esto ahora: El amigo montañero Sean.
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