Es miércoles, tercer día de OutDoor y las últimas horas de la feria están en marcha. Me siento agotado. Aunque los últimos días han sido magníficos, no estoy acostumbrada a un nivel tan alto de diálogo y trabajo en red durante varios días. No soy una persona extrovertida por naturaleza, necesito paz y tranquilidad a mi alrededor, una de las razones por las que elegí correr como deporte. Sumergirme en mi cabeza y mis pensamientos me ayuda a no perderme en el estrés (autoprovocado). Las grandes aglomeraciones me estresan rápidamente y, si no tengo cuidado, tarde o temprano se nota en mis expresiones faciales.
Me he ganado el apodo de Gruñón por una buena razón. No soy una persona sonriente todo el tiempo, lo que no significa que sea antipática o tímida con la gente. Al contrario. En los últimos días, me ha sorprendido una y otra vez el entusiasmo y la dinámica de grupo que se dan cita en los deportes al aire libre y los personajes tan apasionantes que (re)conoces. Es como una gran reunión de clase y eso no sólo me permite salir de la burbuja del trail running, sino también tener un intercambio global con gente apasionante y temas de actualidad.
La rutina diaria y las exigencias que se me plantean como Kimi son diferentes aquí en la feria en comparación con mi rutina diaria. Un programa a buen ritmo, con varias apariciones en el escenario y cámaras apuntándome, drena energía y ahora puedo sentirlo muy claramente. Mis baterías sociales están agotadas, por así decirlo, y cada conversación es agotadora. La imagen pública de los últimos días me está pasando factura. El brillo, la autenticidad, la emoción, la tensión... todo está en mis huesos y ahora se está desvaneciendo poco a poco.
Sin embargo, me siento satisfecho y realizado y ahora me tomo conscientemente el tiempo de revisar todo lo que he vivido y de lo que he hablado. Porque me gustaría destacar una cosa. Me siento honrado de haber sido el rostro del OutDoor de este año. Y no sólo eso. Estoy agradecido por los encuentros y las oportunidades que se me han ofrecido. Recuerdo especialmente dos momentos. Mi propia presentación sobre el tema "Sostenibilidad en los deportes de trail - desde la perspectiva de un atleta" y la mesa redondaa la que pude asistir junto con la escaladora Nasim Eshqi y Chase Tucker, mi colega testimonial. Son los encuentros con gente como ellos dos los que hacen que las ferias sean algo especial para mí.
Mi presentación sobre el tema "Sostenibilidad en los deportes de trail" planteaba principalmente la cuestión de si el trail running es sostenible en mi opinión, cómo se puede conseguir a largo plazo y qué soluciones podría haber o hay ya para que los atletas, las marcas y los eventos protejan la naturaleza y, por tanto, la base de nuestro deporte. No es fácil responder. El tema de la sostenibilidad no suele ser fácil. Uno se da cuenta de ello a más tardar cuando lo aborda y se enfrenta a los retos que conlleva. El comportamiento de los consumidores, la huella de CO2, los viajes, la calefacción, las compras... todos los ámbitos de la vida están implicados. Por eso es tan importante que la industria del deporte -y no sólo el sector OutDoor- aporte su contribución.
Hacia el final de la jornada de ayer, me preguntaron qué me motiva. La pregunta también tenía que ver con correr, pero sobre todo con mi motivación para hacer oír temas relevantes. La sostenibilidad, el cambio climático, la igualdad de derechos para las mujeres (en el deporte de competición), todo ese tipo de cosas. Me pareció una gran pregunta y me gustaría responderla al final de mi artículo. Mi misión es inspirar a la gente con lo que hago.
Me enorgullece darme cuenta -incluso en días como hoy en OutDoor- de que la gente me conoce y de que lo que hago atrae la atención y a veces la admiración. Eso no sólo me hace feliz, sino que me anima a seguir adelante y a llamar la atención sobre las condiciones inadecuadas. Creo que OutDoor ha demostrado una vez más una cosa muy clara. Al fin y al cabo, se trata de intercambiar ideas. Se trata de buscar soluciones juntos y de escucharnos unos a otros. Nasim, por ejemplo, llamó la atención sobre problemas de su país, Irán, a los que yo, como alemana, nunca he tenido que enfrentarme. Me inspiró enormemente con su fuerza y su carisma.
En nuestra sociedad moderna, la capacidad de escucharnos unos a otros se ha ido perdiendo con el tiempo. Me gustaría que volviéramos a cerrar esta brecha. En nuestros propios nichos y ámbitos de la vida, (quizá) conocemos los problemas y las quejas, pero mirar más allá del horizonte nos exige escuchar y comprometernos con nuevos temas, nuevos conocidos y nuevas perspectivas. Eso es lo que me motiva. Mirar hacia delante y buscar soluciones para un mundo mejor. Sería bonito si fuera posible correr al aire libre sin tener que asumir responsabilidades. Pero, por desgracia, hace tiempo que hemos superado ese punto.
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